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23 mayo, 2016 Hernias2

A menudo escuchamos en nuestro entorno a personas con ardor, acidez y quemazón, los principales síntomas del Reflujo Gástrico-Esofágico, el cual suele ser, además una de las principales molestias que nos llevan a consultar a un médico especialista, pues algunos de estos síntomas dificultan mucho realizar una vida normal.

Ya comentamos con anterioridad aquí por qué se produce el Reflujo Gastrico-Esofágico Patológico, y qué tratamiento tiene.


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En el extremo final del esófago se halla el esfínter esofágico inferior. Éste, habitualmente está cerrado, con lo cual el contenido ácido del estómago no puede ascender hacia el esófago. Cuando este mecanismo falla se produce el Reflujo Gástrico-Esofágico (RGE). El RGE se ve favorecido, además, en situaciones de aumento de la producción de ácido por el estómago y cuando existe un trastorno de la contractibilidad del esófago que no vacía bien en el estómago.

La Hernia de Hiato o Hernia de Estómago se produce cuando parte del estómago o, a veces incluso todo el estómago, pierde su situación intraabdominal y se halla desplazado hacia el tórax. Existen dos tipos de hernia de hiato: por deslizamiento (la más frecuente) y la paraesofágica. Aunque la Hernia de Hiato puede cursar asintomática, frecuentemente se acompaña de RGE. Asimismo, puede haber Reflujo Gástrico-Esofágico sin Hernia de Hiato.

El síntoma principal del Reflujo Gástrico-Esofágico es el dolor retroesternal a modo de «quemazón» en el centro del pecho. Suele acontecer después de las comidas y calma con antiácidos y bebidas alcalinas, como la leche. El ejercicio y el sobrepeso suelen agravar los síntomas.

El diagnóstico se realiza mediante: una endoscopia digestiva alta, una pH-metría (medición