Las consecuencias negativas de la obesidad en la salud, están científicamente comprobadas; no obstante, la magnitud de esta epidemia hace que se incrementen los estudios enfocados a identificar las características y comportamiento de los obesos, con el objetivo de prevenir y realizar acciones terapéuticas efectivas que eviten la aparición de enfermedades crónicas, mejorando las expectativas y calidad de vida del obeso.
En la actualidad existe un especial interés en identificar la relación entre la obesidad (IMC>30) y la coexistencia con enfermedades metabólicas, ya que los obesos metabólicamente afectados, (ObMA), tienen un riesgo más elevado de sufrir enfermedades coronarias, cerebro vasculares y cáncer, en comparación con la población normo peso (IMC 18-24,5).
Aunque los criterios para definir la presencia de enfermedad metabólica no son totalmente uniformes, si existen parámetros comunes para determinar su presencia: Diabetes Mellitus tipo 2, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia e hipertensión arterial; con especial importancia a las medidas de la circunferencia abdominal y así como la presencia de esteatosis hepática, hiperinsulinemia o resistencia a la insulina.
Algunos de los estudios realizados con pacientes obesos, (Estefan N et al 2013), describen la existencia de una población obesa que podría estar “protegida” de complicaciones metabólicas y tendría a su vez un
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